viernes, 12 de diciembre de 2008

Periodismo de investigación: el reto nicaragüense

Alfonso Malespín Jirón *

MANAGUA.- El terreno está fértil en Nicaragua para que prospere el periodismo de investigación. Ese fue, más o menos, el mensaje que nos dejó el notable periodista estadunidense Tracey Eaton después de observar a mediados de febrero y quedar, según él, "impresionado" con los avances del periodismo nacional.

Eaton, corresponsal del diario Dallas Morning News en México y cinco veces nominado al premio Pulitzer por sendos reportajes investigativos, considera que el marco democrático existente en el país, la irrestricta libertad de prensa heredada por el gobierno de Violeta de Chamorro, la combatividad histórica del periodismo nicaragüense y la tendencia de nuestro periodismo a adquirir una mayor y mejor preparación académica, son los elementos que abren la posibilidad de establecer con pujanza el periodismo investigativo.

Para que ese potencial adquiera ribetes de realidad en un futuro próximo, el periodista Eaton destacó estos aspectos básicos:

a) Plena conciencia de que la persona dedicada al periodismo es un profesional de la información que debe dejarle a su auditorio "algo útil para sus vidas".

Se precisa de espíritu profesional para ir más allá de la agenda y no permitir que la rutina y la inercia atrapen al periodista. Todo lo contrario, si se está buscando conformar estados de opinión pública, dice Eaton, la mejor manera en que puede aportar la comunicación social es a través de información que rebase el territorio de lo obvio y recontextualice el mundo para la gente en su cotidianeidad.

En este punto, Eaton coincide con especialistas alemanes, sudamericanos y mexicanos que insisten en poner punto final al vedetismo y al sensacionalismo vendido como si fuera periodismo de profundidad. La información de que habla Eaton es aquella que contribuye a la reflexión y modificación consciente en las concepciones, percepciones y cogniciones de las personas.

b) Luchar para que en el país exista un marco jurídico que acabe paulatinamente con el enorme y enmarañado territorio de la discrecionalidad de los funcionarios públicos.

El periodismo de Estados Unidos cuenta con la "Freedom of Information Act" (Acta para la Libertad de Información), que ha facilitado en buena medida la labor de investigación. Más recientemente en Costa Rica y Colombia se han promulgado legislaciones más o menos similares en su intención. En el caso de Nicaragua, señala Eaton, debiera ser una preocupación profesional lograr que la Asamblea Nacional promulgue nuestra versión de la "Freedom of Information Act".
Pero mientras se llega a esa etapa el periodismo nacional debe negociar de manera permanente en, al menos, dos sentidos: 1) acabar con el mito de que sólo con fuertes cantidades de dinero y recursos se puede hacer periodismo de investigación; y 2) no permitir que la búsqueda de información para un reportaje investigativo ignore a la ética periodística.

El otro atajo, aunque no tan accesible a todo el gremio, es Internet. Para todos es conocido que en Estados Unidos se encuentra el cerebro del mundo. "¿Quiere saber algo sobre Nicaragua? Lo más probable es que lo tengan allá", asegura Eaton. Por algo lo dice. El es uno de los pocos periodistas que se puede dar el lujo de decir que ha descubierto, a ratos por esta vía, con todo y las frustraciones que el proceso ha implicado, información profunda sobre el secretísimo ejército de México.

En nuestro medio es bastante común oír decir que se desea hacer periodismo de profundidad, pero que no se cuenta con el tiempo ni los medios. La negociación en este terreno puede estar referida al espacio de la agenda personal que se pueda arrancar al editor para dedicar una o dos horas diarias al tema que al periodista le interesa investigar. Si esa posibilidad no existe, siempre se puede hacer esta trampa: "Haga lo más pronto posible su trabajo y déjelo reposar en su computadora. El tiempo que queda antes de la hora de entrega, dedíquelo a su investigación. Cuando su editor le pida el trabajo que le asignó para el día, dígale que ya está", planteó Eaton. "Unos días después usted va a llegar donde su editor y le dirá: 'Mira, que aquí tengo un tema interesante y ya está listo para que lo publiques'".

La segunda negociación se refiere a diversas tendencias que podrían manchar el producto final. En nuestro medio es frecuente la filtración de información interesada. Las leemos, oímos y vemos atribuidas a fuentes anónimas que todo lo conocen o no atribuidas, descontextualizadas y sesgadas. Otra manifestación de lo mismo es la tentación de publicar documentos o copias de documentos que nos hicieron llegar o tips del tipo "esto es así o asá, pero yo no te he dicho nada, ¿ok?".

La solución al asunto aparenta ser fácil, pero muchas veces resulta difícil: consultar a la parte aludida para constatar o contrastar la información con que se cuenta. Otra medida, ampliamente sugerida en los manuales de periodismo, es recurrir a las fuentes conocedoras o especializadas en el tema de interés. Por ejemplo: la supuesta doble planilla del Ejecutivo. ¿Sólo la Presidencia y el Ministerio de Finanzas podrían tener evidencias plausibles de su existencia?

En resumen, el periodista Eaton, un profesional con más de dos décadas de experiencia y uno de los fundadores de Reporteros y Editores de Investigación (IRE, por sus siglas en inglés), nos trajo la inquietud que antes nos han planteado maestros como Josep María Casazús, Vicente Leñero, Carlos Marín, Eugene Goodwin y Gabriel García Márquez: para hacer periodismo de investigación se requiere de periodistas con iniciativa, deseosos de convertir en realidad el concepto de "servicio público" y concientes de que tienen una responsabilidad histórica: ser cronistas veraces de los vericuetos de su tiempo.

* Este texto fue publicado originalmente en la revista nicaragüense Medios y Mensajes. Su adaptación y reproducción en Sala de Prensa fue autorizada por su editor, Guillermo Cortés Domínguez.

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